Tras el sismo del 19 de septiembre del 2017, se han presentado varios temas que nos incumben tanto a estudiantes de la UNAM, como a arquitectos que ejercen la profesión. Y no sólo a estudiantes de arquitectura, ya que han surgido propuestas de diseño y desarrollo de vivienda emergente para las personas afectadas por los derrumbes.
Llama mi atención una iniciativa multidisciplinaria que se está llevando a cabo en el Centro de Investigación de Diseño Industrial en el prosgrado de Arquitectura. Se reunió un grupo de estudiantes de las facultades de Derecho, Filosofía y Letras, Urbanismo, Arquitectura y Diseño Industrial para desarrollar un proyecto completo, y presentarlo a las autoridades gubernamentales para que se dé presupuesto y poder construir dichas viviendas.
Un proyecto de vivienda temporal, es un tema muy controversial, ya que he escuchado diferentes puntos de vista a favor y en contra de este tipo de desarrollos. En mi opinión, la vivienda emergente no debe ser mala porque debe cumplir con las necesidades básicas de los afectados quienes perdieron su casa. Sin embargo, da pie a que la gente construya donde se instala temporalmente, y provoca que haya autoconstrucción —que a mi parecer no tiene nada de malo— pero la vivienda emergente no debería propiciar este tipo de desarrollo.
Es aquí donde entran en juego los arquitectos, realizando una propuesta de desarrollos urbano-arquitectónicos para vivienda definitiva donde las personas damnificadas puedan habitar y establecerse.